03

Dic

2020

Artículo de Opinión

En modo reactivación: personal y corporativa

Son épocas de cambio, de adecuación a las nuevas y mayores exigencias; de eficiencia, de creatividad e innovación. La competencia y el compromiso son dos aspectos sobre los que cada colaborador debe autoevaluarse.

Por Mariela García Rojas. 03 diciembre, 2020.

La reactivación del mercado laboral en el país, a partir de las empresas que han vuelto a operar luego las medidas de aislamiento social, han privilegiado la demanda de talentos específicos. Hay demanda de perfiles para dar soporte a los canales e-commerce, a las áreas de innovación, de transformación digital, de bienestar y de seguridad y salud en el trabajo, o para cubrir posiciones operativas y técnicas, entre otras. La aptitud de los candidatos se pondrá a prueba; pero, será insuficiente sin el ingrediente de una buena sobresaliente actitud en la forma de desempeñar el tan anhelado trabajo.

Es respecto de esto último, la actitud ante el trabajo y el propósito empresarial, en lo que deseo detenerme. Es clave -lo ha sido siempre-, el modo personal de comportarse u obrar; más aún en tiempos de crisis, de recursos escasos, de cambio y de incertidumbre. El contexto laboral actual, sobreexigente, aún en la modalidad de teletrabajo, acrecienta de manera agigantada el valor del human behavoir para una organización que está “en busca de sentido y de resultados”.

Son épocas de cambio, de adecuación a las nuevas y mayores exigencias; de eficiencia, de creatividad e innovación. La competencia -habilidad del saber hacer algo- y el compromiso -para servir- son dos aspectos sobre los que cada colaborador debe autoevaluarse. La postura personal que cada uno asuma, su aporte y desarrollo profesional contribuirá en la excelencia y en la permanencia de la empresa.

La construcción de la ventaja competitiva de una organización, entendida como una síntesis del mejor saber hacer de su gente, es posible, pero estará directamente en función de la aptitud y de la actitud de sus miembros. Del lado de los colaboradores, demanda pulir y acrecentar sus competencias y elevar su conducta hacia modelos más colaborativos y con claro afán de servicio. En los ambientes de trabajo, tanto como en el país, se necesita más inclusión, participación genuina, unidad e identificación con buenos propósitos.

Del lado de la empresa, de los directivos que la conducen, supone no olvidar que invertir en el activo humano reditúa y que, junto a eso, sobre todo esclarece las prioridades y los criterios para tomar decisiones: la empresa es un ámbito donde las personas se desarrollan (o se deterioran).

Estos tiempos también traen aires limpios, renovados. La lógica empresarial, orienta su atención hacia sus clientes, pero también hacia sus colaboradores internos. Dos términos, retención y captación, que habitualmente se usaban asociándolos exclusivamente hacia los clientes, se emplean y desarrollan mirando hacia sus colaboradores. La reactivación exige equilibrar la balanza y estrenar un nuevo modo se ser, tanto personal como corporativo.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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